jueves, 29 de enero de 2015

El mundo del Impresionismo


IMPRESIONISMO (ARTE)
 El Impresionismo es un movimiento pictórico francés de finales del siglo XIX que apareció como reacción contra el arte académico. El movimiento impresionista se considera el punto de partida del arte contemporáneo. 





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Impresión Amanecer, "Impression, soleil levant"
(Oleo sobre Tela), Claude Monet, 1872.

Aunque los hallazgos del impresionismo francés resultaron decisivos para la pintura del siglo XX, los intentos por plasmar los efectos de la luz natural no eran nuevos. En el siglo XVII Jan Vermeer había utilizado fuertes contrastes de luces y sombras para bañar sus lienzos de luz natural. Diego Velázquez en el mismo siglo y Francisco de Goya a finales del siglo XVIII captaron la impresión lumínica mediante la eliminación de sombras secundarias y la introducción de zonas de luz en detrimento de la nitidez de los contornos. Su pincelada también preludió la de los impresionistas franceses.


El impresionismo en pintura partió del desacuerdo con los temas clásicos y con las encorsetadas fórmulas artísticas preconizadas por la Academia Francesa de Bellas Artes. La Academia fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón parisino. Los impresionistas, en cambio, escogieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana. Su primer objetivo fue conseguir una representación del mundo espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos. Las figuras principales del movimiento fueron: Edgar Degas, Claude Monet, Berthe Morisot, Camille Pissarro, Auguste Renoir y Alfred Sisley.

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Vista de Pontoise,"Vue d´ Pontoise"
(Oleo sobre Tela), Camille Pissarro, 1879.

Los impresionistas se preocuparon más por captar la incidencia de la luz sobre el objeto que por la exacta representación de sus formas, debido a que la luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra. Los pintores académicos definían las formas mediante una gradación tonal, utilizando el negro y el marrón para las sombras. Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores primarios (cyan, magenta y amarillo) y los complementarios (naranja, verde y violeta). Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas, que mezcladas por la retina del observador desde una distancia óptima aumentaban la luminosidad mediante el contraste de un color primario (como el magenta) con su complementario (verde). De este modo, los impresionistas lograron una mayor brillantez en sus pinturas que la que se produce normalmente al mezclar los pigmentos antes de aplicarlos.


Los precursores inmediatos del impresionismo fueron los ingleses John Constable y J.M.W. Turner. Cuando Monet y Pissarro vieron por primera vez sus obras en 1871 se sintieron conmovidos por la atmósfera y los efectos difusos de luz característicos de la pintura de Turner. Los pintores de la Escuela de Barbizon fueron también antecedentes del movimiento impresionista francés. Treinta años antes de la primera exposición impresionista, Camille Corot, miembro circunstancial de la Escuela de Barbizon calificado en ocasiones como padre del impresionismo, interpretaba los fugaces cambios lumínicos en una serie de temas pintados a diferentes horas del día. Eugène Louis Boudin, un pintor preimpresionista, que fue maestro de Monet, enseñó a sus discípulos a expresar un sentimiento de espontaneidad en sus obras, mientras que el realista Gustave Courbet alentó a los impresionistas a buscar su inspiración en la vida cotidiana.

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Caida del Sol en Venecia,
(Oleo sobre Tela), Claude Monet, 1902.
Édouard Manet considerado el primer impresionista (aunque rechazaba este calificativo) mostró cómo se podían obtener sutiles representaciones de luz por la yuxtaposición de colores fuertes y contrastados. Su cuadro La merienda campestre (1863, Museo de Orsay, París), expuesto en el Salón de los Rechazados (Salon des Refusés) organizado en oposición a las exposiciones oficiales en el Salón de la Academia, señaló el comienzo de una nueva era en el arte. Los pintores impresionistas organizaron su primera exposición independiente en 1874. 


Los treinta participantes compartían su rechazo al academicismo imperante y su admiración por las atrevidas composiciones de Manet. 

El término impresionista fue usado por primera vez por el crítico Leroy en la revista Charivari para denominar irónicamente un cuadro de Claude Monet titulado Impresión, amanecer (1872, Museo Marmottan, París). El término fue adoptado oficialmente durante la tercera exposición impresionista en 1877. Los impresionistas fueron apoyados por notables miembros de la sociedad francesa, como los literatos Émile Zola y Charles Baudelaire, el pintor-coleccionista Gustave Caillebotte, y el marchante de arte Paul Durand-Ruel. Sin embargo la prensa y el público, acostumbrados al convencional estilo académico, se mostraron hostiles hacia el nuevo arte.

Los impresionistas evolucionaron hacia distintos estilos individuales y compartieron como grupo sus experimentos sobre el color. Sólo Monet fue ortodoxo en la aplicación de la teoría impresionista. Pintó varias series (la catedral de Ruán, la estación de Saint-Lazare, los álamos) en diferentes horas del día y estaciones del año. Pissarro utilizó una paleta más delicada y también se concentró en los efectos de luz sobre las formas. Sisley, aunque muy influido por Monet, conservó una sutileza propia. Degas, que no fue un impresionista ortodoxo, captó la fugacidad del movimiento en las escenas de ballet y de caballos, a menudo representadas con la técnica del pastel. Los sutiles paisajes de Morisot se destacan por la intensa pincelada más que por la precisión lumínica.


El impresionismo francés influyó en artistas de todo el mundo. Los más significativos fueron el estadounidense James Abbott McNeill Whistler, cuyos nocturnos (1877) plasman efectos de incendios o luces brillando a través de la niebla, Childe Hassam, Winslow Homer y el inglés Walter Sickert, el italiano Giovanni Segantini y el español Joaquín Sorolla.


El impresionismo ejerció una fuerte influencia durante décadas. Artistas que partieron del impresionismo idearon otras técnicas e iniciaron nuevos movimientos artísticos. Los pintores franceses Georges Seurat y Paul Signac ejecutaron lienzos a base de pequeños puntos de color, aplicando una derivación científica de la teoría impresionista conocida como puntillismo o divisionismo. Los postimpresionistas Paul Cézanne, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Vincent van Gogh estuvieron muy influidos por la vivacidad del colorido impresionista. La obra de Cézanne anticipó el cubismo, mientras que la de Gauguin y Van Gogh representaron el comienzo del expresionismo.



BIBLIOGRAFÍA


  • Daval, Jean-Luc. Del impresionismo al cubismo. En "La Pintura Moderna". Volumen 1. Barcelona: Carroggio, 1982. Obra de síntesis divulgativa, con abundantes ilustraciones.

  • Denvir, Bernard. Crónica del impresionismo. Diario íntimo de la vida y el mundo de los grandes artistas. Barcelona: Ediciones Destino, 1993. Crónica anual de los principales acontecimientos que rodearon al movimiento desde 1863, y su repercusión posterior a lo largo del siglo XX. Fuente imprescindible, ampliamente ilustrada y documentada.

  • Gaunt, William. Los impresionistas. Barcelona: Editorial Labor, 3ª ed., 1980. Visión global del estilo, incluyendo su valoración moderna. Destaca el apéndice con biografías, bibliografía y el material gráfico a todo color.

  • Herbert, Robert L. El impresionismo. Arte, ocio y sociedad. Madrid: Alianza Editorial, 1989. Brillante estudio basado en un riguroso análisis del periodo histórico en que se desarrolla el movimiento, acompañado de ilustraciones y bibliografía.

  • Lassaigne, Jacques. El impresionismo. En "Historia General de la Pintura". Volumen 16. Madrid: Aguilar, 1968. Obra que aporta una visión de síntesis del movimiento, importante como fuente gráfica y documental por los apéndices que incluye, además de contar con abundantes ilustraciones.

  • Pool, Phoebe. El impresionismo. Barcelona: Ediciones Destino, 1991. Estudio riguroso de la evolución del movimiento, con abundantes láminas y bibliografía seleccionada.

  • Rewald, John. Historia del impresionismo. Barcelona: Editorial Seix Barral, 1994. Obra que constituye un clásico como aportación teórica al estudio del grupo. Incorpora un importante apéndice, bibliografía y material gráfico.

  • Waldman, Emil. Arte del realismo e impresionismo en el siglo XIX. En "Historia del Arte Labor". Volumen XV. Barcelona: Editorial Labor, 1944. Obra divulgativa con abundantes ilustraciones en color.


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